Rebelde Way: el reencuentro

Un pequeño fic… Espero que les guste

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  1. anacaro
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    Que bueno que la continuaste
    Y que ganas de matar a Pablo y si luego quiero era regresar con ella yo de Marizza lo olvidara ya sufrió mucho


    Y sigue así espero el próximo capitulo :)
     
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    A veces creo que pablos es malo y otras que lo hace solo por poner celosa a marizza pero en esta se paso pobre marizza!!
     
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  3. nhoa33
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    Gracias por sus comentarios :) Tengan paciencia porque esto, si mis planes salen, va para largo.


    Una amistad noble es una obra maestra a dúo. Paul Bourget


    Con Feli y Mía



    “¡Amiga! Que lindo es verte, te he echado tanto de menos”

    Mía pensó que si Feli seguía abrazándola con tanta fuerza iba a terminar ahogada. Cuando por fin la soltó pudo echarle un vistazo a su amiga. Feli se había convertido en toda una madre de familia; era ama de casa y educaba a los cuatro hijos que tenía con Lalo que había prosperado y había conseguido montar su propio taller, el primero de lo que se estaba convirtiendo en una larga lista. Feli había conservado sus curvas aunque su aspecto era mucho más adulto; de todas sus amigas, pensó Mía, sin duda es a Feli a quien le aplicaría el calificativo de “Señora”.

    “Estás impresionante Mía, creo que sos la mujer más linda que vi nunca.”

    “¡Si bueno! ¡Y qué más! No exageres Feli. Vos estás esplendida, te sienta bien la vida familiar.”

    Feli asintió sonriente.

    “La verdad es que estoy muy contenta. No tengo mucho de lo que quejarme.”

    “¿Cómo están los niños? Tienen que estar todos enormes ya.”

    “Sí, la casa es un descontrol perpetuo pero está llena de amor y ruido también, mucho ruido.”

    Mía le sonrió comprensiva a su amiga.

    “¿Y Lalo?”

    “Divino Lalo, está recentrado en sus talleres pero es un padre fantástico. Está todo bien, en serio te digo Mía.”

    Mía no pudo evitar recordar aquellos días de pánico cuando Feli se quedó embarazada por primera vez. Era una nena por aquel entonces, todos eran unos nenes por aquel entonces. Su amiga había pasado de ser una nenita insegura y asustada a una mujer disfrutando de su plenitud, Mía se sentía orgullosa.

    “¿Y la vida de modelo che? Yo me la paso entre lavadoras y paseos pero vos estás por todo el mundo, conociendo a gente súper importante. Es divino Mía, cumpliste todos tus sueños.”

    “Bueno, no es tan divino como parece. He tenido tantas casas que ya no tengo hogar. Nunca paso el tiempo suficiente en ningún sitio como para poder construir nada. Es una vida muy estresante.”

    Feli miró a su amiga preocupada.

    “¿Sos infeliz?”

    “No, tampoco es eso. No me arrepiento de nada; tienes razón, estoy viviendo la vida que siempre quise vivir y tengo oportunidades maravillosas. He conocido sitios que ni tan siquiera te puedes imaginar y a gente increíble, gente importante que cambia el mundo todos los días.”

    “¿Entonces?”

    “Entonces nada. Es solo que a veces añoro un hogar con niños correteando y un trabajo de ocho a ocho pero seguro que si lo tuviera echaría de menos lo otro.”

    Feli asintió.

    “Así es el ser humano ¿no? Siempre quiere lo que no tiene.”

    “Oye Feli, ¿y Vico a todo esto? Traté de contactar con ella pero ni modo.”

    “Eso es porque Vico está en Nueva York, hace años que se fue con Roco y se instalaron allí. Son artistas underground o no sé que historia.”

    “Mira vos, ¡les pega!”

    Ambas amigas se rieron al recordar a la estrambótica pareja.

    “Y a los chicos, ¿los seguís viendo? A la gente de aquella época me refiero.”

    “Verlos, lo que se dice verlos, no mucho pero sí sé de ellos.”

    “¿Y? ¿Qué me cuentas?”

    “Bueno, Guido sigue yendo de mina en mina sin sentido ninguno. Cada vez son más jóvenes las minas y más ridículo él.”

    Mía volteó los ojos, típico de Guido.

    “Tomás y Pilar están casados y tienen un hijo pero se comenta por ahí que muy bien no van. Laura se convirtió en una investigadora brillante y está trabajando en alguna universidad europea. Y bueno, de Pablo y Manuel sabes tanto como yo. De los demás, ya no sé nada.”

    Mía asintió. Le parecía gracioso que hubiesen acabado siendo personas tan diferentes los unos de los otros; ¿qué tenían que ver Guido y Feli? Nada, absolutamente nada. Si no se conocieran de antes, ni tan siquiera se mirarían.

    “¿Y vos y Marizza?”

    Mía removió su té mientras contestaba.

    “Y bueno, nada que no sepas. Hemos recorrido el mundo muchas veces, yo estoy afincada en los States y Marizza estaba en Australia la última vez.”

    “Al final hasta salieron parecidas. ¿Y tu actor? ¡Es el pibe más lindo del planeta Mía!”

    “Es muy lindo sí pero no hay más actor. Se terminó.”

    “Ay Mía, lo siento mucho.”

    “No te preocupes, cosas que pasan. Estoy bien.”

    “¿Y qué hacen acá? Me encanta verte pero en los últimos años pareciera que evitaras Buenos Aires como la peste.”

    “El divorcio de Sonia y Franco no fue muy bien. Sonia está en Italia jugando a que tiene veinte años menos de los que tiene y mi padre está en los States por negocios, o al menos eso dice él.”

    Feli asintió; el divorcio de Franco y Sonia no había sido ni tranquilo ni discreto. Durante meses habían acaparado todas las portadas de la prensa del corazón. Sonia, que no podía evitarlo, terminó contando su historia una y otra vez para disgusto de Franco. Al final del periplo parecían odiarse.

    “Darío, nuestro hermano, está acá solo y no lo está llevando nada bien. Así que vinimos para ayudarle.”

    “¿Y cómo llevan la vuelta?”

    “Y bueno, la llevamos.”

    Con Manuel y Marizza



    “¿Quieres hablar de lo que pasó ayer?”

    Si las miradas pudiesen matar, Manuel ya no seguiría respirando.

    “Nada pasó ayer. ¿Me llamaste para algo que valga la pena?”

    “Tranquilita eh que no fui yo el que te puso de mal humor; y sí, te llamé para algo que vale la pena.”

    “Vos dirás Manu.”

    “¿Vos quieres pasar más tiempo con Darío, no?”

    “Y sí, obvio; para eso vine.”

    “Y sos fotógrafa.”

    “¿Qué es esto Manu? ¿Un concurso de obviedades? ¡Ya sé! ¡Vos sos director de un colegio! 1,2,3, responda otra vez.”

    “Córtala con la mala onda Marizza.”

    Marizza suspiró profundamente y trató de calmarse.

    “Está bien, tienes razón. Sí, soy fotógrafa.”

    “Me he quedado sin profesor de arte y necesito sustituto. Vos sos una fotógrafa reputada que ha viajado por todo el mundo, ¡Es perfecto! Así le darás clase al curso de Darío y podrás estar más presente y saber más de su vida.”

    Marizza miró a su amigo recelosa, no sabía si era una idea brillante o pésima.

    “¿Qué pasa? Dale, ¡Es perfecto! ¿Qué problema hay?”

    “No sé Manu, ¿profesora? Es lo último que me falta para que Darío termine de odiarme.”

    Manu se acercó a su amiga y le puso el brazo alrededor de los hombros.

    “Eso, mi querida amiga, es porque ahora somos los adultos. No tenemos ninguna posibilidad de caerles bien, ¿recuerdas? Somos el enemigo hasta que se demuestre lo contrario.”

    Marizza miró a Manuel poco convencida.

    “¿Vos de verdad crees que les puedo enseñar algo?”

    “¡Pero obvio que puedes! Seguro que los inspiras para hacer grandes cosas.”

    Marizza sonrió.

    “Bueno dale, en unos pocos meses tampoco los puedo arruinar para siempre. ¿Cuando empiezo?”

    “Yo les anuncio mañana y el lunes mismo empiezas. No pueden perder más clase.”

    “Dale. Gracias Manu, sos el mejor.”

    Manuel sonrió mientras que Marizza se acercó a la puerta. Cuando estaba a punto de salir, Manuel la interrumpió.

    “¿Marizza?”

    “¿Sí?”
    “Tampoco me los inspires demasiado, ¿ok? No quiero un ejercito revolucionario corriendo por los pasillos del Elite.”

    Marizza le guiñó el ojo a Manu y salió al pasillo donde se encontró con Chiara.

    “¡Chiara! ¿Cómo andas? ¿Mejor?”

    “Sí, gracias Marizza. ¿Qué haces acá otra vez?”

    “Pronto vas a saber. Me parece que vos y yo nos vamos a ver mucho.”

    Con esas enigmáticas palabras, Marizza prosiguió su camino hacía el mundo real, ese que siempre ha habitado afuera de las puertas del Elite.

    “¿De qué la conoces vos a Marizza?”

    La voz de Darío interrumpió los pensamientos de Chiara. ¡Cómo lo odiaba al pibe ese! Siempre montando bronca.

    “Piérdete Darío.”

    Este se acercó y la cogió del brazo.

    “Te hice una pregunta nena, ¿de qué la conoces?”

    “¡Suéltame! ¡Me haces daño! ¿Qué te importa a vos?”

    “Me importa porque es mi hermana.”

    Chiara lo miró extrañada, ¿tan pequeño era el mundo?

    “¿Y cómo es que ella acabó siendo tan recopada y vos terminaste siendo... vos? Marizza es una nueva amiga.”

    Ojos claros chocaron con oscuros; el desafío en la mirada de Chiara competía contra la amenaza latente en la poderosa mirada de Darío.

    “¿Y ya le preguntaste a tu querido Bustamente por tu nueva amiga?”

    La malicia en el tono de Darío era perceptible pero Chiara no alcanzaba a ver qué significaba, ¿qué tenía que ver Pablo en todo esto?

    “¿A qué viene eso? Me dijo que la conocía de vista porque había estudiado aquí.”

    La musicalidad de la risa de Darío logró por un momento que Chiara se olvidara de lo idiota que era el pibe. En aquel instante la pareció extremadamente bello: rasgos finos, un rostro perfectamente dibujado, pelo rubio dorado despeinado y aquellos ojos, aquellos ojos que parecían salidos de Las mil y una noches. Eran ojos del Sur, pensó Chiara, ojos de un pasado ancestral y atormentado.
    “Con lo que te gusta a vos presumir de que Pablito te dice siempre la verdad.”

    “¿Por qué me iba a mentir en esto?”

    “No sé, pregúntale vos. Yo tan solo te puedo decir que es un chiste lo que te dijo. Pablo conoce a Marizza como nadie la conoce.”

    Con una última sonrisa de satisfacción Darío prosiguió su camino preguntándose qué hacía Marizza en el colegio a aquellas horas. No podía ser nada bueno para él.

    Con Pablo y Tomás




    “¿Me vas a contar o no me vas a contar Pablo?”

    Tomás observaba a su amigo desde la distancia, expectante.

    “Ayer tuve mi fiesta de compromiso, no entiendo porque tenemos que terminar hablando de Marizza. ¿Es que todo tiene que girar siempre entorno a ella?”

    “Buena pregunta. No sé, ¿tiene que hacerlo? Porque ayer tuviste tu fiesta de compromiso con Malena y todo giró entorno a Marizza.”

    “¿Quieres cortarla ya con Marizza? Desde que volvió no has parado Tomás.”

    Tomás se río con desgana, a veces Pablo podía ser insoportable. Era, al fin y al cabo, un Bustamante.

    “¡Vos sos el que no ha parado! Siempre pasa lo mismo Pablo. Aparece Marizza y todo tu mundo se va al carajo.”

    “Eso no es así. Al menos no esta vez.”

    “Perfecto, demuéstramelo entonces. Han pasado años, ¿no crees que es hora de que expliques qué diablos pasó entre ustedes?”

    “Vos mismo lo dijiste, han pasado años. ¿Ahora ya que más da?”

    “A mí me da. Dale Pablo, el silencio ya duró bastante.”

    Pablo suspiró y miró al frente, como si concentrarse en el infinito lo pudiese ayudar.

    “Vos sabes que Marizza y yo teníamos una relación complicada. Había mucho amor pero también mucha desconfianza, por ambas partes.”

    Tomás asintió aunque Pablo no lo podía ver.

    “Erreway se había terminado hacía unos meses y nadie quería seguir con la música salvo yo, así que los demás comenzaron a buscar un camino. Fue entonces cuando Marizza descubrió la fotografía.”

    Al ver que a su amigo le costaba seguir, Tomás insistió.

    “¿Y después?”

    Pablo suspiró.

    “Encontró un curso de renombre en Londres y logró entrar becada por unas fotos que envió. Estaba muy orgullosa de sí misma, decía que era algo que había conseguido sin ayuda de nadie y quería ir.”

    “Y vos lo tomaste mal.”

    “No es que lo tomara mal, es que no entendía. Ella tenía todo acá: me tenía a mí, tenía a una familia por primera vez, tenía amigos y podía hacer cualquier curso de fotografía. Yo acababa de recuperar a mi mamá, estaba bien acá. Entonces ella me dijo que podía ir sola.”

    “Y eso a vos te enfadó.”

    “¡Obvio que me enfadó! Yo no podía imaginarme ni un día sin ella y ella podía imaginarse un año sin mí.”

    “Bueno Pablo pero vos ya sabías como es Marizza. Ella siempre fue como más libre que nosotros; no sé, de otra forma. Y también la amaste por eso Pablo.”

    “Yo sé pero nunca lo supe llevar, era demasiado incontrolable. Yo tenía miedo, mucho miedo de que una vez se echara a volar no volviera nunca.”

    “No, pero no Pablo. Vos tenías que saber que Marizza siempre te iba a volver, ella te adoraba. Siempre fuiste más fuerte que su voluntad.”

    “Bueno, yo no tenía ni veinte años y tenía miedo. ¿Tan difícil es de entender?”

    “Bueno, ¿qué pasó entonces?”

    “Yo sé que ella también estaba asustada; tenía miedo de que me fuera con la primera mina que pasara al marcharse.”

    “Mira vos que bien, siempre fueron una pareja de boludos ustedes dos.”

    “Como ella siempre pensó que a mí me costaba comprometerme pensé que...”

    La voz de Pablo se entrecortó por la emoción.

    “Pensé en pedirle matrimonio.”
    Tomás asintió una vez más, se acercó a su amigo y puso su mano sobre su hombro.

    “Pensaste que era una forma de asegurar la relación.”

    Pablo resopló.

    “¿Por qué decís eso? Yo la amaba y me quería casar con ella, punto. Creía que ella me amaba también.”

    “Y te amaba.”

    “Si me hubiese amado no me hubiese dicho que no.”

    Tomás aún podía, tras años, oír el enfado en la voz de Pablo.

    “¿Estás seguro que se lo pediste por los motivos adecuados?”

    Pablo se dio la vuelta con fuerza y retiró la mano de Tomás.

    “¡Ya basta! ¿Vas a decir lo mismo que ella? Si me hubiese amada habría dicho que sí, punto. No era tan difícil, era una sencilla pregunta a la que tenía que decir sí y dijo no.”

    “Y entonces la dejaste.”

    “Ella me dejó a mí al decir que no. Yo lo acepté y me fui. A los dos días se había embarcado para Europa y esa es la famosa historia. Ni más ni menos.”

    “Y en la boda ¿qué pasó?”

    Pablo miró hacía abajo como avergonzado por algo y dijo en voz muy bajita:

    “El anillo de compromiso de Malena es el mismo que el que usé con Marizza...”

    Tomás se tapó los ojos.

    “¡Pablo! ¡No! ¿En serio me estás diciendo? Pero ni Guido haría eso Pablo.”

    “Bueno, ya fue. ¿Podemos cambiar de tema por favor? Me caso en dos semanas.”

    Tomás suspiró. No sabía si hacer caso a su amigo o seguir hablando. ¿Por qué le habría dado el mismo anillo a Malena? ¿Por qué habría reaccionado tal cual en la fiesta de compromiso? No tenía ni idea de lo que se suponía que un buen amigo debía hacer. Por un lado, no quería que Pablo terminara como él; solo y divorciado. Por otro lado, lo de Marizza y Pablo siempre había sido inestable y tampoco es que el matrimonio con Malena fuera sin amor. Esto no iba a ser fácil.

    “¿Comemos mañana? Tengo que ir a ver a alguien.”

    “Mejor nos vemos por la tarde, por la mañana tengo una cita con mi abogado.”

    “¿Estás bien Tommy?”

    Tomás sonrío levemente.

    “¿Se puede estar del todo bien cuando uno alcanza una edad Pablo? Voy tirando, como todos. Nos vemos mañana, ándate a ver a esa persona tan importante.”

    Con Manuel y Mía




    “¡Ay Manuel! ¡Como sos!”

    “Bueno Marcela, vos que me miras con buenos ojos porque ya nadie se ríe de mis chistes.”

    “No seas modesto, sos redivertido.”

    Marcela le sonrío de forma cómplice y le pasó la mano suavemente por el cuello antes de salir del aula.

    “Ah bueno pero veo que estás muy bien acompañado”, dijo una Mía sonriente al entrar al despacho del director.

    “¡Mía! ¿Qué haces acá?”

    “Acabo de desayunar con Feli y pensé en venir a verte.”

    “Perfecto, justo acabé una reunión de profesores.”

    “Hmm, ¿así que esa lindísima mina es profesora?”

    Manu se sonrío.

    “Es la profesora de literatura. Se llama Marcela y es de Puerto Rico pero por misterios de la vida acabó acá.”

    “¿Y desde hace cuanto que salen?”

    “¿Salir? No, ¡qué decís! Somos compañeros de trabajo nada más.”

    “Ah bueno, no parecía. Yo quiero ese tipo de relaciones laborales.”

    Mía se acercó a su amigo y lo tomó de la mano.

    “Manuel, ¿a qué estás esperando? Esa mina está loca por vos, es obvio.”

    “¿Y cómo sabes eso vos?”

    “Ah bueno, lenguaje femenino.”

    Manuel suspiró.

    “Nada que ver Mía.”

    “Ay bueno Manu, tampoco te puedes quedar soletero para siempre. Ya te vas a cansar.”

    “¿Cambiamos de tema mejor? Sabes, hoy le ofrecí un puesto de docente a Marizza.”

    “¿Perdón? ¿Marizza? ¿Mi Marizza profesora?”

    “Bueno, para empezar es nuestra Marizza y no tu Marizza y ¡sí! Profesora de arte, así podrá pasar más tiempo con Darío.”

    “Ah bueno, cada vez me alegro más de haber venido. No me lo pierdo yo esto. Bueno, vamos a comer y me cuentas más sobre nuestra Marizza y sobre Marcelita.”

    Manuel volteaba los ojos mientras Mía reía ante el desquicio de su amigo.

    Con Marizza



    “¿Alo? ¿Darío?”

    “¿Quién es?”

    “Es Marizza al aparato.”

    “¿Qué quieres ahora?”

    “Decirte algo quiero. Algo importante.”

    Marizza escuchó a Diego suspirar al otro lado del teléfono.

    “A partir del lunes voy a ser tu profesora de arte.”

    “¿Perdón? ¿Me estás cargando vos?”

    “Mira nene, te estoy diciendo la verdad porque tienes que aprender desde ya que yo siempre voy de cara. La podré cagar pero ¿mentirte? Nunca Darío, yo no miento. Que pases un buen fin de semana.”


    Con Pablo




    ¿Cuantas veces había recorrido ese pasillo en los últimos años? Demasiadas como para recordarlas. Lo que sí sabía Pablo era que había odiado aquel pasillo cada una de esas veces. En ocasiones se preguntaba qué hacía allí si nadie le obligaba y alguna vez, alguna vez extraña y fugaz, se planteaba que le diría Marizza si supiera. Nada bueno, seguro que nada bueno. Pero Marizza había ya tiempo que no estaba y Malena, la que sí estaba, le apoyaba al cien por cien en esto. Es ella quien había logrado que, en los últimos años, las visitas esporádicas se hicieran regulares y la relación más fuerte. A su madre también le había parecido bien aunque al principio estuviera un poco recelosa. Pablo debía de admitir que él mismo se sentía bien haciéndolo; sin embargo, aún podía oír de vez en cuando una vocecita en su cabeza que se parecía mucho a la de Marizza. “No lo hagas”, decía siempre, “ese tipo de gente no cambia más Pablo. No cambia más.” Pero para cuando oía esa vocecita, ya estaba siempre al final del pasillo y era demasiado tarde para volver atrás.

    “Pablo, siéntate.”

    Esa voz. Esa voz y su vocecita mental estaban siempre luchando, a veces Pablo tenía la sensación de que llevaban luchando eternamente.

    “Cómo me alegro de que vinieras hijo, estuve leyendo en el diario de tu campaña y tu casamiento. ¡Qué lindo! Estoy tan orgullosa de vos.”

    "Gracias Sergio."

    La confianza es madre del descuido. Baltasar Gracián.

     
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  4. Carcis~RW
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    Me gusto la respuesta de Tomas..ni Guido hubiera hecho eso.

    Esta reunion de pablo y sergio no me gusta nada.
    Espero el proximo! Ya quiero ver ea Marizza profe.
    Mia parece que no siente nada porManu???? No quiero
     
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  5. lore20
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    Gracias por continuarla!! espero el próximo, no puedo creer q Mia no este ni un poquito celosa!
     
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  6. anacaro
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    Su Tomás debería de matar a Pablo por idiota además que creo que el más que nadie sabe como hacer que Pablo reaccione. La que se armará en el colegio al tener a Marizza ahí ya me lo imagino a Manuel muero endose al igual que Dunoff en decir porqué se me ocurrió ponerla a Marizza jajaja
    Y creo que mía tal vez con los años maduro un poco que piensa en ver al resto feliz y ayudar en eso


    Espero el siguiente gracias por publicar 😊
     
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    Jajajaja me gusto la respuesta de Tomas, a veces pablo puede ser un poco tonto!!
     
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  8. Clara1DRway
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    Esta re linda esta fanfiction!! Es perfecta!! Pero tenes si o si que continuar!!! Dale.. Besos
     
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  9. Luisanna C.R
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    Marizza de profesora, esto promete ser muuy bueno :badboy:

    Y Mia y Manuel que reaccionen!!! lo que esos dos pasaron no se olvida así porque si. :buaa:
     
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  10. piru
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    me encanto el capitulo... pero me enfurece que mia no este celosa jaja quiero que estén como en el elite way !!!!! marizza de profe... mmm jjajajajja seguila me encanta besos
     
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  11. nhoa33
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    Aquí tienen un mini capítulo. No es mucho pero quería dejarles algo después de tanto tiempo, los problemas personales y la universidad no me dejaron escribir mucho.

    El próximo capítulo, que será muy pronto, verá el debut de Marizza Andrade como profesora. Yo que ustedes no me lo perdía, ¡promete mucho!



    Con Pablo y Sergio

    Los dos pares de ojos azules, casi idénticos, se estudian mutuamente.

    “Y qué hijo, ¿algo que contarme?”

    Sí, pensó Pablo. Te podría contar que Marizza volvió y que, por momentos, me siento como si tuviera quince otra vez y ni el casamiento ni la campaña existieran. Luego vuelvo a la realidad y nunca sé del todo si estoy aliviado o deprimido. Podría decirte que se me revolvió todo en cuanto la ví, aunque jamás se lo admitiré a nadie ni aunque me torturen. Podría contarte que no sé muy bien si es normal esto; yo miro alrededor y la gente recuerda su primer amor con cariño pero nada más mientras que yo... Si hablase de verdad Sergio, te diría que estos años he pensado mil veces que lo dejaría todo por una palabra suya.

    Pero vos sos solo Sergio, no sos papá. Y no te puedo contar nada de esto porque Marizza y vos siempre fueron como los archienemigos de los cómics. Además, ya sé lo que me dirías y, la verdad, no lo quiero escuchar.

    De hecho, quizás podría hablarte de vos y de Marizza en vez de Marizza y de mi. Durante años me he imagino lo que ella me diría de verme acá pero ahora que está en la misma ciudad, no me lo saco de la cabeza. Me mataría, vos sabes que me mataría. Bueno, ahora mismo no me habla pero seguro que por algo tan importante hace el esfuerzo y viene a matarme. Y podría decirte, Sergio, que si me soy totalmente sincero creo que tendría razón. Por que no sé que hago aquí. El imbécil hago.

    Ahora mismo siento que mi vida, tan estable durante tanto tiempo, es una baraja de cartas a punto de romperse. Estoy en medio de un tennis y la bola de partido ha quedado danzando sobre la red y yo me pregunto de qué lado va a caer. ¿Me lo podés decir Sergio? Vos que siempre solías saberlo todo, ¿Me lo podés decir?

    Podría decirte todo esto pero no lo voy a hacer porque no tenés la respuesta. Ni tan siquiera Marizza la tiene. La respuesta la tengo yo pero le tengo tanto miedo Sergio que prefiero seguir preguntando de qué lado va a caer la pelotita. Prefiero creer que no soy yo quien empuja la pelotita de un lado o de otro.

    Vos lo sabes Sergio, tu hijo siempre fue un cobarde.

    “No, nada nuevo. La campaña y el casamiento ocupan todo mi tiempo. Soy muy feliz, la verdad.”

    Te digo esto, que no es del todo mentira, y tú te lo crees porque estoy viviendo tu pequeña fantasía. Y ahora yo me pregunto, ¿qué pasó para que terminase hablando aquí con vos y sin ver a Marizza en años? Algo tuve que hacer mal Sergio, algo tuve que hacer muy mal.


    Con Mía y Marizza

    “En serio, ¿no te pasa nada con Manu?”

    “Siempre me pasarán cosas con Manu pero no esas cosas. Eso fue hace mucho.”

    “Pero están los dos acá, solteros... ¡Pensá en todo lo que te ahorrarías! No necesitás contarle tu vida ni presentarle tu familia, lo cual en tu caso es una gran ventaja eh.”

    Mía lanza una sonora carcajada.

    “¿Qué te pasa a vos hoy? ¿Te levantaste Cupido?”

    Marizza suspira.

    “No, no es eso. Es solo que una parte de mi, muy pequeñita parte, estaría feliz de verlos reunidos. Por fin tendría un motivo para creer en el amor.”

    Mía miró a Marizza con ternura en el rostro. Si Marizza no encontraba motivo para creer en el amor, pensó Mía, quién diablos lo haría...

    “Pero ya no somos nenas pequeñas, las cosas no salen siempre como nos gustaría.”

    “¿Siempre? ¡No salen nunca Mía!”

    “Bueno, dejá de quejarte ya Marizza. ¿Querés amor? ¡Salí a buscarlo! Vos nunca fuiste de quedarte parada.”

    “Que pereza, prefiero seguir sin creer en él. Che, ¿te das cuenta que mañana seré profesora?”

    “Sí, eso sí que es la noticia del día.”

    Marizza suspira y piensa cómo te cambia la vida en un momento y, bueno... Las cosas son así, se trata de seguir.
     
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  12. Luisanna C.R
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    Gracias por subir este pequeño cap!!
    Ahora falta ver las locuras que van a pasar con Marizza como profesora, y los líos que se van a armar con el hermano...ademas de que no me creo nada eso de que Mia y Manuel no van a hacer ningún movimiento para acercarse mas :badboy:

    Y Pablito que se ponga las pilas, me entristece mucho eso de que Marizza no crea en el amor :buaa:
     
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    Porfavor seguila pronto, y explicame lo de sergio y pablo que no entendi bien era un monologo o que paso xq me perdi
     
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  14. Carcis~RW
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    Muy burno el capitulo.
    Me da pena Mia y Manu, no puedo creer que ellano quiera nada con el.

    Espero el proximo ...Marizza profe, de seguro va a ser muy divertido
     
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    Te salen tus primeras canas

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    Genial me encantoooo mari va a volver rebeldes a todos ijjj
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