Esta Vez, Si

Capítulo 1

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  1. reinab
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    Ha sido un capítulo muy emotivo espero haber como continúa!!!!
    Por fin juntos al final después de tanto tiempo la vida les dio una segunda oportunidad.
     
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  2. yetza_edith
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    Me encanto...
     
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    Horneas galletas con la Abuel@

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    Que pre-reconciliación !!! la verdad es que si, así es como debería de haber pasado en un principio, ainss quiero saber que va a pasar ahora, cómo va a terminar... bss!! =)
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  4. Danü
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    Holaa Chicas!!!! Muchisimas Gracias por sus comentarios... Les dejo el ante ultimo capitulo, que lo difruten.... Nos vemos Besotesss


    Capítulo 13




    Explicaciones




    Cuando sus labios tocaron mi piel, cuando sentí su respiración en mi cuello y sus brazo firmes sosteniéndome al aquí y al ahora valió la pena aquel viaje descolocado hacia mi pasado, hacia el pueblo que me aterraba, hacia la Camila que fui y la que soy ahora.
    El pidió, suplicó que le diera una oportunidad, jamás ni en mis mas locos sueños hubiera creído oír esas palabras del famoso Benjamin Rojas, pero ahora, su voz me hacia sentir que mi corazón no se había equivocado, que mi cuerpo deseaba algo correcto, algo que había tardado demasiado en madurar pero por fin estaba listo para florecer, listo para continuar justo donde debió de haber seguido la primera vez que nos vimos.
    Cuando nos separamos sus ojos estaban cristalinos mientras los míos se bañaban de lagrimas de alegría, de ansiedad, de deseo, de incredulidad, millones de sentimientos estallaban en mi pecho mientras el se inclinaba un poco y hablaba bajito contra mis labios.
    -¿Eres real?- pregunto y yo reí casi de forma histérica.
    Tomé su cara entre mis manos y capturé sus labios con los míos, solo un roce, era solo la constancia de un hecho pero de pronto todo desaparecio y miles de corriente eléctricas me ataron a él, el deseo floreció como lo hizo desde aquel beso después de la fiesta, él me tomó de la cintura y me inclinó un poco mientras yo abría la boca y delineaba con mi lengua sus labios, sus manos recorrieron mi espalda, por un momento recordé donde estábamos, cerca del final de la ultima clase en nuestro antiguo instituto, pronto habría millones de chicos en el pasillo donde nos encontrábamos pero ¿acaso importaba?, así como el pensamiento llegó se fue dejándome solo con el palpitar de mi vientre, su aliento y su sabor.
    Gemí y el mordió tenuemente mi labio, mis manos se aferraron a su cabello y por un momento deseé fundirme en él, que me guardará o yo guardarlo a él, una de sus manos se metió dentro del mar de prendas que me cubrían del clima de Forks mientras yo murmuraba su nombre entre sus labios, un extraño sonido resonó a lo lejos y luego más cerca y luego Benjamin se detuvo y yo abrí los ojos mientras él respiraba contra mi piel, escondió por un momento el rostro en el hueco de mi cuello y después se alejo un poco aún sosteniéndome de la cintura.
    -Este es un lugar publico- comenzó un voz ronca a espaldas de Benjamin, sentí el extraño rubor que irónicamente solo conocía cerca de mi besador preferido, él sonrió al mirarme y luego ambos vimos al hombre.
    Quien lo diría, el director del Instituto parecía no querer irse nunca, el Sr. Dunof había estado desde hace años en la escuela, su pelo había desparecido casi por completo de su cabeza, su gran bigote y su baja estatura sumada a los kilos que había ganado estos años lo hacían parecer mas una caricatura que nuestro ya de por si viejo director.
    -Sr. Dunof no nos ira a llevar a detención- murmuró Benjamin con una sonrisa, el hombre parpadeó un poco y lo miró a él y después a mi quedándose algo mas de tiempo en mi rostro, su cara de incredulidad casi me hizo reír aunque entendía perfectamente lo inverosímil de la situación, Benjamin Rojas y Camila Bordonaba “comiéndose” a mitad del pasillo, nadie lo hubiera creído.
    Casi pude contar los segundos que pasaron antes de que el Sr. Dunof pudiera volver a hablar.
    -Estoy claramente sorprendido de verlos a ambos aquí, señorita Bordonaba- murmuró por fin
    -No mas que nosotros quizás- dije aun sin el aire suficiente, Benjamin me miró y sonrió mientras el Sr. Dunof lo miraba.
    -Ya que no puedo detenerlos, espero que elijan un lugar adecuado para sus… motivos para estar aquí- Benjamin se rió bajito y asintió.
    -Claro Sr. Dunof tengo una buena fantasía sobre uno de los salones del edificio B- bromeó mientras nuestro antiguo director apretó los puños y lo miró del modo en que solía hacerlo cada vez que mi antigua pesadilla de preparatoria hacia una maldad.
    -Lo siento Sr. Dunof, algunas cosas nunca cambian- admití pero no pude contener la sonrisa que bailaba en mi rostro, él me miró y por un segundo sonrió como si le alegrara vernos juntos.
    Nos dependimos tenuemente y recorrimos el pasillo en silencio, Benjamin tomó mi mano sin decir nada y la apretó mientras yo mantenía el agarre.
    -Necesitamos hablar- murmuró ya en el estacionamiento del instituto.
    Hablar era algo que no tenía muchas ganas de hacer, mas por que en mi interior creo que las palabras sobraban, estaba completamente enamorada del chico de mis pesadillas adolescentes, del hombre que me rescató de mi misma, de la mujer fría y superficial, que mas se podía decir, aunque tal vez teníamos que sacarlo todo de una vez por todas, no cambiaria los sentimientos pero ayudaría a entenderlos.
    -Claro, ¿Quieres conocer la casa del jefe Bordonaba?- pregunté y él sonrió acariciándome tenuemente la mejilla y musitó un “No tienes idea” antes de abrir la puerta de su automóvil.
    Después de unos minutos aparcamos frente a la casa de mi padre, estaba casi idéntica desde que lo visité la ultima vez, salí del auto ayudada por Benjamin y comencé a caminar seguida por él, no había vuelto a decir nada, y yo lo agradecí, aún era algo extraño estar así y sentirse tan bien.
    Toqué la puerta dos veces y esperé, Benjamin se removió a mi lado mientras yo sonreía, juraría que parecía un adolescente incomodo.
    -Camila-abrió mi padre y exclamó mi nombre sorprendido un segundo antes de notar a mi acompañante, casi pude ver a su cabeza trabajar hasta que por alguna razón logro identificarlo y sin mas soltó una pequeña carcajada.
    -Lo hizo al fin, ¿cierto?- murmuró él mientras Benjamin sonreía de la forma en que si mi padre pudiera leer mis pensamientos, me ex comulgaba, después de que se recuperará del infarto.
    Fruncí el ceño al darme cuenta de que no tenía idea de el por que del comentario, pero mi papá no dejo que pudiera preguntar, nos invitó a pasar mientras miraba nuestras manos.

    Benjamin

    Por un momento creí que podría no hacerlo, por Dios era Benjamin Rojas…
    “Solo llama a Sol o a Manuel , o Tomas , solo deja de pensar en ella”, gritaba mi mente y aun así parecía no dar resultado, mi hermana veía una película en la televisión después de la cena en la sala de estar y yo me disponía a hacer zapping en mi cuarto, claro si al menos encontrara algo interesante que ver pero sabía que la rutina se repetiría, caminé hasta la puerta y mamá llamó antes que pudiera tomar mi chaqueta.
    -Benjamin es tarde no deberías salir- murmuró mientras salía de la cocina seguida por mi papá.
    -Déjalo, va a perder el tiempo mamá, desearía que alguna vez hicieras algo de provecho hermanito- dijo Luisana saliendo a la improvisada reunión de mi familia.
    Tenia la ligera sospecha de que ella sabia a donde iba cada noche, sin embargo jamás me había dicho nada.
    -Voy con Manuel un rato, no llego tarde papá- me despedí y salí lo mas rápido que pude, antes de que Rodrigo se ofreciera a acompañarme.
    La casa de la familia Bordonaba era idéntica a todas las otras de su calle y sin embargo juraría que la podría distinguir entre mil, la había visto tantas veces, tantas… claro, de la puerta hacia fuera, ¿como podría traspasar la puerta de la casa de la chica que odiaba?, según lo que todos creían.
    Cada noche caminaba por su calle, ni una vez la vi fuera o mirando por la ventana, hasta eso se me era negado, “NO TIENES NINGUN DERECHO”, gritó mi mente y era cierto, yo mejor que nadie sabía el significado de la palabra hipocresía.
    Me había quedado mas tiempo del necesario frente a la casa a unos pasos de la entrada que no me di cuenta el momento en que el jefe Bordonaba había aparcado su auto fuera de esta.
    -Buenas noches- murmuró con el ceño fruncido, lo miré y el me miró mas detenidamente.
    -Benjamin Rojas, no deberías estar aquí de noche, tú casa esta algo retirada, ¿buscas a Camila?- preguntó con el ceño fruncido, me reí por que era algo irónico, si Martin Bordonaba supiera todo lo que yo hacia pasar a su hija estaría retorciéndome el brazo o algo peor, me lo merecía al cien por ciento.
    -No, ella no me ha invitado- murmuré mas para mi que para él.
    -Ya, entonces creo que será mejor que esperes que ella lo haga, vete a casa muchacho, si la mereces, ella lo hará ¿no crees?- asentí sabiendo que no lo merecía, Martin me miró mientras comenzaba a caminar y se quedo ahí hasta que perdí la casa de vista…


    -Espero verlos mas tarde- se despidió el padre de Camila para salir a su turno de trabajo, titubeó unos momentos y miró a su hija, podríamos tener 27 años pero aún la miraba como si se fuera a aquedar sola con su compañero adolescente y claro si recordaba la forma en que la había besado antes, al menos mi cuerpo se había quedado en esa etapa.
    Camila vino a sentarse frente a mí en la pequeña sala y tomó un poco del agua que se había servido en un vaso.
    -Lo siento- comencé después de unos segundos de un silencio absoluto, no incomodo pero si alentador a escuchar su voz.
    -Yo también- contestó sorprendiéndome.
    -No veo por que tu tendrías que pedir disculpas Camila- repliqué mientras ella me miraba, cerraba los ojos y asentía.
    -Mira Benjamin lo que te dije antes fue cierto, no lo había superado, no había podido sacar todo el rencor que llevaba hacia mis años en preparatoria, hacia ustedes, hacia mi misma pero comprendí que también te había mentido, cada cosa que paso desde que volvimos a vernos fue algo que deseé que pasara, cada beso, cada…- se detuvo y sus mejillas se sonrojaron haciéndome sonreír.
    -Ya perdoné al chico de 17 años que fue el mas idiota del mundo en no decirme lo que sentía, ahora solo quiero una oportunidad con el hombre que me permitió sanar- respondió mientras quería levantarme y besarla hasta dejarla sin aliento, no la merecía y eso me hacia amarla mas, era un suertudo egoísta.
    -Fuie un idiota Camila pero jamás derrocharía una nueva oportunidad de hacerte feliz- respondí y ella sonrió.
    -Aún espero que me puedas tocar mi canción- susurró algo apenada y yo la miré asombrado y confundido.
    -¿Como sabes sobre eso?- comencé y ella sonrió.
    -Luisana me dejó entrar a tú departamento, no quería mirar más pero no pude evitarlo- trastabilló y yo la miré mientras ella se mordía el labio.
    -Puedes mirar lo que es tuyo- la interrumpí y ella sonrió.
    -¿Puedo hacerte una pregunta?- murmuró mirándome, se mordió de nuevo el labio tentando mi auto control de forma severa.
    -Claro- contesté
    -¿Por qué nunca me lo dijiste, ni una sola vez pensaste en decirme la verdad?- preguntó y yo sonreí.
    -Millones, cada día, pero siempre había algo que me detenía, el miedo siempre estaba en contra mío, irónicamente quizás era el adolescente con mas inseguridades del planeta, aunque el día que hice la canción estuve a punto de hacerlo- admití y ella me miró curiosa.
    -¿Por qué no lo hiciste?- preguntó y yo la miré.
    -Fue el día que nos reunimos para la investigación de Biología- le conté y ella pareció entender algo.
    -El día que no dejabas de compararme con cada insecto que encontrábamos- bromeó pero yo hice una mueca, había demasiadas cosas de que arrepentirme como para vivir mas de dos vidas.
    -Lo sien…- comencé pero ella se levantó y sorprendentemente se sentó en mis piernas, pude oler su aroma mientras ella pasaba una mano por mi frente hasta enterrarla en mi cabello.
    -Ya no me molesta, no vas a disculparte por cada cosa Benjamin, el pasado nos ha costado demasiado para que sigamos perdiendo el tiempo en disculpas por tonterías como esa- murmuró y yo asentí.
    -Planeé decirte todo, desde que nos juntaron en el equipo pero después Tomas me llamó esa noche y me dijo que había convencido a la que seria nuestra compañera de cambiarle el lugar a Manuel, para poder hacerte una broma, era mi oportunidad de hablar contigo fuera de la escuela y mi amigo lo había arruinado, aún así ese sábado cargué con la canción en mi bolsillo todo el día.
    -Y yo no dejaba de tratar de impresionar a Manuel ¿no?, sabes creo que éramos patéticos en preparatoria- aceptó sonriendo y yo sonreí también.
    -¿Y después?- preguntó.
    -¿Después qué?- contesté.
    -Después, después de la graduación, después, pasaron 10 años, la única duda que me atormenta es que hubiera pasado si no hubiera ido a la fiesta de ex alumnos, ¿habrías seguido con tu vida?, ¿habrías encontrado a alguien mas?- susurró y yo negué riendo, era tan inocente.
    -Algo hubiera hecho para tener el valor de por fin tocar a tu puerta, no era como si no supiera exactamente donde vivías- acepté esperando su reacción.
    -¿Lo sabias?- preguntó sorprendida
    -Como desde hace un año, no te voy a mentir, después de entrar a la universidad traté de dejarte atrás, traté, cosa que fue imposible, después “me convencí” que habías sido un capricho, al pasar los años no lograba sentir por nadie algo ni siquiera parecido a lo que siento por ti- la miré mientras ella sonreía, bajó la cabeza y besó mi cuello mientras yo la abrazaba.
    -Después te odié o eso quise creer, un fantasma del pasado, una chiquilla que estaba obsesionada con mi mejor amigo no me dejaba vivir en paz, parecía una cruel venganza por todo lo que te hice pasar, cuando decidí buscarte y mirarte, tan solo para convencerme que no eras mas que otra mujer, que alguien de mi pasado, no pude encararte, no pude, así que cuando Luisana mencionó que seria genial una fiesta de ex alumnos yo le propuse organizarla, de hecho financiarla sería lo mas exacto, cuando confirmaste, supe que había cruzado la línea- me quede en silencio mientras ella se levantaba un poco y me miraba.
    -Y ahora, ya me tienes en frente, sin rencores ni recriminaciones, ¿que tienes que decir?- preguntó contra mis labios.
    -¿Quieres ser mi novia?- pregunté sonriendo.
    -Por algo se empieza- contestó ella antes de besarme, si fuera otra la casa, jadeé y me separé un poco antes de que la hiciera mía en el sofá de la casa de su padre.
    -Tardaste casi 12 años en pedírmelo, si tienes alguna otra proposición promete que no te tardaras tanto- bromeó y yo reí antes de besarla suavemente.
    -Lo prometo- murmuré y la abracé como imaginé hacerlo cada noche hace 10 años.
     
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  5. yisette
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    me encanto que aclaran todos y se diera esa oportunidad que no se pudieron dar 10 a~os atras..
     
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  6. reinab
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    Que tierno y que dulce necesito pronto el siguiente capitulo
     
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    Horneas galletas con la Abuel@

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    son puro amor!!! :love: parece que los padres siempre lo saben todo antes incluso de decírselo nosotras jajajaja quiero ya el otro capi!!!! bss!! =)
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  8. Danü
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    Hola Chicas!!!!! Muchas Gracias a todas por sus comentarios.... Mil Disculpas me habia olvidado de subir el ultimo capitulo.... Bueno, espero que la hayan disfrutado tanto como yo.... Otra vez Muchisimas Gracias por sus comentarios... Nos vemos en la proximaaa.... Besotessss


    FINAL Capítulo 14



    Perfectamente imperfecto





    Vi entrar a mi secretaria mientras sostenía unos sobres en sus manos, cerré los ojos y gemí , ella sonrió negando.
    -No te preocupes solo es correo- murmuró Jane dándome los sobres, los miré fugazmente y asentí dejándolos cerca para revisarlos el lunes.
    -¿Lograste cambiar la cita con la empresa de publicidad?- le pregunté mientras ella miró, sonrió y me entregó mi agenda personal.
    -Te iras al cielo, lo juro- murmuré y ella se rió.
    -Tranquila Camila, tienes la tarde libre- contestó ella, la miré sonriendo, desde hace días le había pedido que me considerara su amiga, mas que su jefa yo apreciaba a Jane, era una joven trabajadora que luchaba por lo que quería, por ello se merecía el puesto que le iba a proponer, el lunes, ¡Otro pendiente!
    Mi teléfono privado sonó mientras ella terminaba de revisar los papales que le había entregado para que los archivara o enviara según sea el caso.
    -Hola cisne- murmuró mi novio desde el otro lado de la línea.
    -Hola amor- saludé con una sonrisa boba en el rostro, Jane se tapo la boca con los dedos y salió de la oficina.
    Habían pasado dos semanas de nuestra vuelta de Forks, aún me costaba asimilar que después de todo Benja y yo estábamos juntos, me sentía viva, feliz, a pesar de que gran parte del trabajo en su oficina lo tenía agobiado, habíamos salido varias veces, las mejores citas de mi vida, románticas, divertidas y llenas de expectación, y tensión.
    No habíamos hablado del tema o de la combustión espontánea que parecían sufrir nuestros cuerpos al estar cerca, aún cuando habíamos estado en el departamento del otro, nada mas había pasado, tenia la sensación que Benjamin jamás daría un paso, nuestra historia no era del todo normal, a si que como toda una mujer profesional tenía que agarrar el toro por los cuernos.
    -¿Qué tal el trabajo?- preguntó con voz susurrante.
    -Extenuante, tengo una cita para las cuatro, después revisar unos escritos para el próximo número de la revista y no se unas cuantas cosas mas y tú, ¿por fin te has puesto al corriente?- pregunté y el se rió.
    -No, esas “vacaciones” han salido caras, pero no te preocupes Jorge estará de vuelta la semana que viene, podré escaparme- lo ultimó lo murmuró haciéndome reír.
    -Te voy a extrañar- siguió mientras yo me mordía el labio para no decir nada.
    -Te llamó mañana y almorzamos juntos ¿si?- propuse mientras él lo pensaba.
    -Claro amor- aceptó mientras yo me despedía, colgué el teléfono y cerré los ojos.
    -Te crecerá la nariz como pinocho- murmuró Lujan desde la puerta.
    -Pero valdrá la pena, cada centímetro- mi amiga soltó una carcajada y yo la fulminé con la mirada.
    -Que estés pensando en tu plan y en los “centímetros” es muy chistoso- continuó entre risas.
    -Recuérdame por que te tuve que contar- murmuré enfurruñada mientras terminaba de guardar mis cosas.
    -Fácil, soy tu mejor amiga, además mis ojos tiene que verlo para creerlo, ¡tú!, haciendo una cena romántica a la luz de las velas con violín de fondo- bromeó.
    -No exactamente así- corregí y ella sonrió.
    Salimos de la oficina, nos despedimos de Jane y nos dirigimos en el auto de Lujan hacia el departamento de Benjamin.
    -Pasado mañana me entregan los boletos, espero que ambos hayan tenido el tiempo para "apartar" esos días- murmuró mi amiga de camino.
    -Claro, quien se perdería tu boda en una isla paradisíaca- bromeé y ella se rió.
    Aparcamos fuera del edificio y miré a Luisana esperándonos en la entrada, su sonrisa parecía destellar.
    -A veces ella me da miedo- confesó Lujan .
    -A veces, a mi también- bromeé antes de bajar.
    -Hola Camila, hola Lujan - saludó Luisana.
    -Estas segura que no vendrá para acá- inquirí y ella asintió.
    -Segura, Michael habló con él, dijo que saldría de la oficina a las 5, mi maridito le pidió que fuera por él ya que su auto se había averiado, no hay problema- contestó mientras yo cerraba los ojos.
    -Espero que le guste- murmuré subiendo al elevador.
    -A que novio no le gusta ser seducido- preguntó Lujan.
    -No me refería a eso- contesté mientras ambas reía.
    -Claro Camila, claro- murmuró mi mejor amiga.
    Me encantaba el departamento de Benjamin, olía a él, su piano, su escritorio tenia su esencia, fui hasta la cocina y comencé a poner la compras que había hecho esta mañana en el lugar correspondiente, el vino blanco en el refrigerador, las fresas y los duraznos, deje en una de las repisas el chocolate y la crema batida.
    Minutos después de haber llegado, recibimos el pedido de la florería, miles de pétalos de rosa blancos y rojos, tanto Lujan como Luisana se divirtieron esparciéndolos dejando un camino que indicara sin lugar a dudas su habitación.
    Me alegraba que la tensión entre ellas casi hubiera desaparecido, Lujan no lograba convencerse de que los Rojas merecían otra oportunidad, sin embrago se convenció de que yo era feliz, de que por primera vez no trataba de convertirme en algo más.
    Tomé una ducha rápida después de haber comido una pizza y terminar de acomodar las velas en la habitación.
    Me miré en el espejo de su habitación mientras me secaba el cabello, me había puesto un camisón negro, los tirantes era delgados y enmarcaban mis pechos, una mano recorrió mis pecas, la sensación de inseguridad tan conocida rezumbo en mis oídos pero la aparte recordando todo lo que habíamos pasado, esta era yo y esta era la mujer que Benjamin amaba, la que yo amaba.
    -Vas a matar a mi hermano de un infarto- susurró Luisana a mi espalda.
    -Creo que Benjamin es mas resistente de lo que crees- le contesté sonriendo.
    -Aún así, no es ciego- completó Lujan detrás de ella.
    -Ya es hora de irnos, pasan de las 6, no tardara en venir aquí- continuó Luisana.
    Asentí y las acompañé a la puerta, cuando al fin estuve sola el estomago me hormigueaba de forma incontrolable, sentía ansias, nerviosismo, deseo, mi piel ardía, caminé sonriendo al sentir los pétalos rozar mis pies desnudos, el camino ideado por Lujan y Luisana primero conducía hasta el piano, me acerqué a mi bolso escondido bajo el escritorio de Benjamin y tomé el papel que había doblado a la mitad dejándolo sobre el instrumento.
    La primera vez que escribía después de tanto tiempo, sonreí al leer el titulo y esperé que el comprendiera cada palabra…

    Benjamin

    Estacioné el auto en mi lugar de aparcamiento y entré al edificio, me sentí fatigado, la empresa tenia demasiados pendientes atrasados, otro recordatorio de que huir de los problemas solo traía mas problemas, por suerte ella me salvó de todo, ella por fin estaba conmigo, por fin me miraba del modo que tanto soñé.
    También me sentía frustrado, deseaba verla, necesitaba verla, pero ella era alguien libre e independiente, su espíritu me tenía cautivado y sabia que después de un largo día de trabajo necesitaba descansar, así que solo quería llegar a mi habitación y dormir, pensando en ella.
    A mis casi 28 años, estaba enamorado como un adolescente, de hecho creo que lo había estado por años, no cambiaria nada, el tiempo con ella había sido la gloria, pero quería tenerla conmigo, la quería todo el tiempo y si, soñaba cada noche con volver a hacerla mía, como aquel día en su oficina, pero diferente, sin barreras, sin mentiras.
    Abrí la puerta de mi departamento y encendí la luz para quedarme paralizado, había miles de pétalos haciendo un camino por todo el lugar, el departamento olía a fresias, su aroma, mi corazón comenzó a latir de prisa mientras seguía el inusual sendero, me acerqué a mi piano para mirar una hoja de color blanco doblada por la mitad, la caligrafía era sencilla pero elegante, reconocí su letra y por un momento quise olvidarme del papel y buscarla, obligué a mis pies a quedarse en su lugar y comencé a leer.

    Mi amor imperfecto
    Te escribo y el sol muere de a poco, al igual que mis letras, El cielo atestigua este momento en el cual me declaro, Te miro y presento mi vida a tus ojos esperando contestación. Pues ese amor que concebía perfecto he comprobado que no es real, Y en mi búsqueda de un alma ajena, Me reencontré contigo, y pensé todo lo que podía ofrecer, Cosas lozanas, antiguas, etéreas y mundanas,Pensé ofrecerte frases, o tal vez plegarias. Pero una a una fueron pareciendo paganas, Tal vez te ofrecería un amor preciso y recto, Un amor en el que el sacrificio no existe, Un cuento de hadas. Pero tu recuerdo me señaló un norte, Ofrecerte un amor imperfecto, humano, Contigo quiero sacrificarme de todas las maneras posibles y que tu te sacrifiques igual, Quiero llorar y amar, Quiero sentirme enjaulada en el mundo, pero libre contigo, Quiero saber conquistarte a través del tiempo, Poseerte y prolongar un abrazo hasta el infinito, Un amor que nos una con una cadena de razón y cariño, Un amor que nos torture dulcemente, Un amor que persista en la lluvia, Un amor que hiera nuestro orgullo, Quiero verme, entonces, en otra latitud contigo, Emancipando nuestras almas de la vida, Procurando nuestro sustento emocional con lagrimas de ángeles, Descifrando los laberintos de nuestros corazones, Compartiendo un amor imperfecto.

    Te amo
    Camila……



    Miré el camino de pétalos que seguía hasta mi habitación, miré el poema de nuevo, me lo llevé a los labios mientras caminaba hasta ponerlo junto a su broche, el que jamás me había pedido de vuelta.
    Caminé con pasos cortos, no quería despertar si esto era un sueño y quería prolongar el momento si era real.
    Cuando abrí la puerta todo mi cuerpo cobró vida y contuve la respiración al verla, ella jamás se imaginaria cuantas noches la imagine así, frente a mi, en mi cama, desde aquella fiesta, tantas noches de insomnio tantas noches odiándola de tanto amarla, de tanto desearla y ahora estaba aquí como un cisne, mi cisne.
    -¿Por qué no me sorprende que hayas entrado a mi departamento?- pregunté con voz ronca ella se sentó sobre sus rodillas y la luz de las velas que iluminaba la habitación hacían un juego de luces y sombras sobre su piel y su camisón difícil de resistir.
    -Por que lo deseabas tanto como yo- contestó con un susurro y se movió hasta el final de la cama, acorté nuestra distancia quedándome de pie ante ella, ella se alzó un poco y rocé mis labios con los suyos.
    -Si- suspiré mientras tomaba su cara entre mis manos, sentí las yemas de sus dedos en mi cabello, su boca se abrió para perderme en ella, mi lengua entró queriendo poseerla.
    -Volviste a escribir- dije con la respiración agitada, sus manos comenzaron a quitar mi saco mientras asentía.
    -Gracias- murmuré y ella volvió a besarme, incapaz de detenerme la acerqué mas a mi anclando mis brazos a su cintura llevándola hasta el borde de la cama.
    -Esto no debía ser exactamente así- murmuró contra mis labios, mientras los rozaba incitándolos.
    -¿Cómo entonces?- pregunté mientras olía su cuello y mas abajo, sus manos comenzaron a desabrochar mi camisa.
    -Había vino y comida… y… puede esperar… he soñado con volver a hacer el amor contigo mucho antes de aceptar que te amaba- confesó y yo besé el borde del escote de su camisón antes de mirarla.
    -Yo mucho mas- contesté
    -Lo se- murmuró, sonreí mientras mis dedos acariciaban su rostro, el contorno de pecas casi invisibles de su nariz, para bajar a su mandíbula, su cuello y su clavícula, ella logró deshacerse de la camisa, sus manos erizaron mi piel al tocarla, cada rastro ardía, sentía mi erección cada vez mas y mas impaciente, me acerqué a ella y gimió robándome una sonrisa.
    Mis dedos rozaron el contorno de sus pechos sobre la tela, su pecho subía y baja a causa de su respiración, sus pezones estuvieron a punto de rasgar la tela o eso me parecía, mis manos bajaron los tirantes y la obligaron a quedarse desnuda ante mi, la tomé por la cintura y la incliné mientras lamia, mordía, me alimentaba de ella, un grito y luego pequeños sonidos salieron de su boca, cada vez haciéndome perder la cordura un poco mas.
    No supe en que momento sus manos desabrocharon mi pantalón, lo jalo de forma impaciente y me lo quite todo mientras ella se recostaba en la cama alejándose un poco de mi.
    Sonreí y en un acto movido por solo mi cuerpo, por todo el deseo que sentía, la tomé de los tobillos y la arrastré hacia mi, ella jadeó, mis manos se hundieron en su espalda levantándola mientras me hincaba en la cama, se sentó a horcadas sobre mi, gimió cuando mi erección tocó su intimidad, casi perdí toda la conciencia, apreté los dientes y controlé mis latidos mientras la tomaba de la cintura y entraba en ella, se echó hacia atrás soltando un grito ahogado, arqueó su espalda permitiéndome saborear el néctar de su piel, sus pechos, sus pezones turgentes, la atraje hacia mi mientras la abrazaba, besando su cabello, el tiempo se detuvo, solo era consiente de su cuerpo, de querer estar mas en ella, de querer perderme en ella, de cumplir todos mis sueños, mis caderas se movían exigentes y por un momento temí dañarla, pero su cuerpo buscaba el mío, sus caderas respondían mis movimientos
    Ella besó mi cuello y mi oreja haciéndome estallar, sus paredes se apretaron encerrándome, exigiendo, ambos caímos a la cama, respirando de forma entrecortada
    -Quiero que todos los días estés aquí cuando llegue, quiero esto siempre- murmuré pegado a ella.
    -Esa es otra proposición- inquirió con una sonrisa.
    -Si- murmuré mirándola
    -Lo tienes- susurró sonriente antes de cerrar los ojos.
    La abracé, esta vez ambos amando y siendo correspondidos, esta vez haciéndolo bien o intentándolo, cada día.


    Fin

     
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  9. yisette
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    me encanto... :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: gracias por compartir esta historia...
     
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    Las Abuel@s te invitan a casa

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    Abuela Lectora
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    Muy buena la historia, me ha encantado!
     
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    Conoces a l@s Abuel@s

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    que bonito todo..es difícil sanar, pero no imposible
     
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85 replies since 14/9/2014, 21:13   3727 views
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